No sé cómo estás tú

No sé cómo estás tú. Si hecha añicos o sólo un poco más rota. Una vez creímos que saldríamos indemnes de ésta. ¡Qué inocentes!. Suponer que la desidia con nosotras mismas nos iba a dejar intactas. Las horas muertas, los amaneceres monocromos y los atardeceres invisibles. Mirarnos al espejo y no recordarnos hace unas semanas.

A solas. 

Y la huida a la directa neurosis de otros, la nuestra es aún más horrorosa.

"Elige el amor", decía. "Mejor me amo a mí misma", me respondía, sin saber que eso abriría de nuevo todas mis heridas. ¡Qué valiente!, sí. Y de tanta valentía llevo ahora la asfixia por implacable compañía.

Asma, lo llaman.

Y entre cada tambor de latido y cada silbo de exhalación juego al escondite. Y huyo, de todos y de mí. Ya no me encuentran, tampoco yo, harta de tanto sonido roto y de tanto abismo en la piel.

No sé, ¿cómo estás tú?